Chimeneas, el espíritu de la casa

La oleada de frío siberiano que nos ha atacado estos días ha hecho que nos hayamos acordado mucho de las chimeneas, sistema tradicional de calefacción. Durante siglos la chimenea, el hogar, ha sido el principal sistema de calor en el mundo occidental. Antes de que las compañías eléctricas aumentarán exponencialmente sus ganancias cuando llega una ola de frío, nuestros antepasados entraban en calor frente a sus chimeneas.

Celtas, griegos y romanos de la antigüedad utilizaban chimeneas centrales en sus viviendas. En la Edad Media eran la base de la calefacción en todas las viviendas. Hasta prácticamente el siglo XVII, las chimeneas no tenían como única función la calefacción. También se utilizaban para preparar y conservar alimentos y en algunos casos para trabajar materiales con el calor. La chimenea era el centro de la vivienda. Es a partir del siglo XVII, cuando se convierte sobre todo en un sistema de calefacción. Las innovaciones que se introdujeron a partir de este siglo, por el príncipe Ruperto del Rin, como una rejilla (que permitía mantener más vivo el fuego y evitar cenizas) y un conmutador del flujo del aire, permitió que fueran más eficaces. Siguiendo con las innovaciones, a finales de siglo XVIII Benjamín Franklin diseñó una chimenea de hierro fundido. En el siglo XIX y, sobre todo, en el siglo pasado perdieron parte de su importancia, debido a las nuevas calefacciones de gas y electricidad. Se convirtieron sobre todo en un elemento decorativo, aunque a finales del siglo pasado se revalorizaron por sus valores tradicionales y ecológicos.

En la actualidad, quizá la imagen que casi todos tenemos de ellas es la de las tradicionales-rústicas. Unas chimeneas que producen un calor radiante, que utilizan leños de madera como combustible, con sus accesorios tradicionales (fuelle, atizador, pinzas, recogedor…). Pero no son las únicas, podemos encontrar distintos tipos de chimeneas como las abiertas, ventiladas (con hogar abierto), empotradas-recuperadoras de calor, metálicas, de gas, eléctricas… Por otro lado, formalmente las encontramos adaptadas a cualquier interior. Integradas a ambientes minimalistas, industriales, clásicos o hi-tech.

Como hemos indicado, hogar es un término sinónimo a chimenea. Es significativo que el mismo término, hogar, se utilice para referirse al espíritu de una vivienda. Durante mucho tiempo la vida se desarrollaba a su alrededor, al fuego que calentaba y preparaba la comida. Chimeneas algo más que un sistema de calefacción, que un elemento ornamental-decorativo; el centro, el alma, el espíritu de la casa.

Texto: Fausto Sánchez-Cascado, “historiólogo creativo”.

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