Allá por la década de los setenta Los Diablos, un grupo Pop español, cantaba “Acalorado estoy”, como acalorados estamos todos en este tórrido verano del 2015. Ante el calor y el frío la arquitectura, el interiorismo y el diseño industrial aportan soluciones desde el campo de la climatización. La climatización tratará tres aspectos fundamentales: la ventilación, la calefacción, o climatización de invierno, y la refrigeración o climatización de verano. Es el último aspecto, la refrigeración, el que ahora nos interesa.
La lucha contra el calor ha adoptado formas distintas a lo largo de la historia. Los hombres del paleolítico intentaban evitarlo, buscando cuevas en zonas frescas y cercanas a ríos, lagos o al mar. Los persas, hace más de 2.500 años, utilizaban el viento para aliviar el calor dentro de los edificios. Los edificios más grandes tenían unas altas columnas que hacían de torres de viento, detectando y difundiendo las brisas predominantes. Los egipcios colgaban esteras o alfombras humedecidas en las entradas de las casas y gracias al vapor que emanaba de ellas al evaporarse el agua, reducían la temperatura y disminuían la sequedad interior. En el palacio del faraón durante la noche, tres mil esclavos desmantelaban las paredes y las acarreaban al desierto. El clima desértico, que hace que la temperatura disminuya a niveles muy bajos durante la noche, hacía que las piedras de las paredes se enfriaran notablemente. Justo antes de que amaneciera, los esclavos acarreaban de regreso las paredes de piedra al palacio y volvían a colocarlas en su sitio. Los romanos se valían de su red de acueductos para hacer circular el agua también a través de las casas y así reducir considerablemente la temperatura en las villas más calurosas. Los árabes ante el calor evitaron las ventanas y crearon lo que ahora llamaríamos un microclima mediante jardines interiores y fuentes.
En el siglo XIX e inicios del XX vamos a encontrar dos aparatos que van a transformar el concepto de refrigeración: el ventilador y el aire acondicionado. El ventilador doméstico con motor eléctrico (hubo anteriores manuales y a cuerda) fue inventado en 1882 por el estadounidense Thomas N. Phinic. En 1902 se desarrolló el primer aire acondicionado moderno. Un ingeniero norteaméricano, Willis Carrier, inventó un sistema capaz de controlar la temperatura y la humedad de un espacio cerrado. Carrier continuó desarrollando su sistema, inicialmente diseñado para entornos laborales, e instaló el primer sistema privado de aire acondicionado en 1914. A partir de los años veinte, empezaron a aparecer las primeras compañías de climatización aunque no fue hasta los años cincuenta, cuando se generalizó el uso de los equipos de aire acondicionado por Estados Unidos y posteriormente a todo el mundo occidental.
Fausto Sánchez-Cascado. «historiólogo creativo»
Una respuesta a «Acalorados…»