Las barracas para muchos valencianos son unos de los elementos que mejor definen a su tierra. Un tipo de edificación singular y propia.
Hay dos tipos fundamentales de barracas la de huerta, mayoritaria, y la de pescadores en mucha menor medida. Sobre todo, las encontramos en la Comunitat Valenciana. Eran, hasta el siglo XIX, muy frecuentes en las comarcas que rodean a la Albufera de Valencia, sobre todo en las comarcas de l’Horta y Ribera Baixa y Alta. Por influencia valenciana, también se encuentran en la zona del Delta del Ebro en la comarca del Montsia (Tarragona) y en Murcia en la Vega Baja del Segura.
Ya encontramos edificaciones parecidas a las barracas entre los Íberos. Chozas que fueron sustituyendo su anterior forma circular por una rectangular. Edificaciones con cubiertas pronunciadas y vegetales. Las barracas entraron en decadencia a partir de inicios del siglo XX. La urbanización e industrialización de Valencia, los incendios frecuentes que padecían y su falta de condiciones higiénicas hizo que incluso se redactaran leyes que prohibían su construcción y conservación. A pesar de ello era un tipo de construcción idealizada, solo hay que pensar en una obra tan significativa en este sentido como La Barraca de Vicente Blasco Ibáñez.
La barraca valenciana estándar es una construcción de planta rectangular. Construida con materiales de la zona como barro, cañas y paja. Suelen estar orientadas al sur. Dispone de dos fachadas. La principal tiene una puerta en su lado izquierdo, una ventana a la derecha y en muchos casos, un banco, apoyado en la ventana y un emparrado. La fachada posterior también suele disponer de una puerta de acceso. La cubierta es triangular, a dos aguas, con una notable inclinación, lo que le permite un fácil y rápido desagüe. En el espacio exterior en ocasiones se sitúan cocinas techadas, hornos circulares de leña y “seberes”, pequeñas chozas de cañizo utilizadas para almacenar y secar cebollas.
La distribución interior más común parte de un amplio pasillo que recorre toda la edificación. En este espacio se desarrolla la actividad principal de la vivienda. En su parte anterior se sitúa cocina y comedor y posterior los dormitorios, tres normalmente, y un almacén. La parte superior es la andana, a la que se tenía acceso por una escalera de mano. Allí se almacenaba la cosecha y antiguamente se criaban gusanos de seda.
Las barracas son un excelente ejemplo de arquitectura popular. Mucho antes de que se hablará de arquitectura ecológica, bioclimática y sostenible, las barracas ya utilizaban materiales para su realización de la zona, su climatización era sustentable y la utilización del espacio era funcional. Barracas en la actualidad en decadencia, pero un tipo de edificación recuperable.
Texto: Fausto Sánchez-Cascado, “historiólogo creativo”.
Referencias
_ DEL REY i AINAT, J.Miquel, “La permanencia d’esquemes primitius: la barraca”. en: Arquitectura rural valenciana. València, Museu València d’Etnologia, 2010
_ GOSALVEZ, Victor. La barraca valenciana. CTAV, Valencia, 1998 (1915)
_ SANCHIS GUARNER, Manuel. Les barraques valencianes. Editorial Barcino, Barcelona, 1957
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