El diseño en todos los ámbitos de su desarrollo (gráfico, indumentaria, interiores…) se puede entender como una actividad puramente productiva. Se diseña un interior, por ejemplo, para un determinado cliente, particular o público, de forma profesional, buscando un beneficio. Mayoritariamente ésta es la concepción general de la actividad del diseño. Pero hay otra concepción, el diseño social.
El diseño social implica una práctica del diseño que se centra en la responsabilidad social del diseñador y del proyecto que realiza. En el proyecto se busca algo más que el beneficio. Se diseña por y para las personas. Se busca satisfacer necesidades, solucionar problemas, contribuir al bienestar social. No es necesariamente ni filantropía, ni caridad, es diseño para la sociedad y para las personas.
El Movimiento Moderno ya se planteó, sobre todo en el diseño industrial y la arquitectura, conceptos de diseño social. Sus diseñadores proyectaron viviendas racionales, higiénicas y luminosas para las clases populares. Pero el gran “padre” del concepto social en el diseño fue el diseñador y antropólogo norteaméricano Victor Papanek (1923-1998). En su obra Diseño para un mundo real(1971-1984) desarrolló la idea de la responsabilidad social del diseño, de un diseño responsable y con bases ecológicas. Fue muy criticado por los sectores oficiales del diseño, pero también ha sido una de las obras teóricas de diseño más influyentes.
Integrado en el concepto de diseño social encontramos movimientos como el diseño para discapacitados con los trabajos, por ejemplo, de la firma sueca Ergonomi Design Group, el diseño para el Tercer Mundo con productos como las radios y linternas autoalimentadas de Trevor Baylis y conceptos como el diseño ecológico, el reciclaje y la sostenibilidad.
En el campo del interiorismo el diseño social tiene que ver con los conceptos de ecología, sostenibilidad y reciclaje. Sobre todo se centrará en espacios públicos como hospitales, centros de cuidados paliativos, colegios… Se relacionará con el campo de la arquitectura social. El glamour, las tendencias, no serán su elemento esencial. Se buscarán interiores funcionales, aptos para el uso, con un mantenimiento sencillo. Será más importante el fondo que la forma. El área de urgencias del hospital infantil Sant Joan de Déu de Barcelona es un buen ejemplo. El interiorista Rai Rubio y el diseñador gráfico Dani Rubio, mediante figuras en relieve bi y tridimensionales, códigos de colores y cintas de palabras, han conseguido diseñar un espacio sanitario adaptado a las necesidades infantiles, lúdico, cómodo y amigable.
Interiorismo social, un interiorismo alejado de la frivolidad y la ostentación.
Fausto Sánchez-Cascado. «historiólogo creativo»