En el mundo del interiorismo y del mobiliario en muchas ocasiones se utiliza el término clásico. Todos hemos escuchado la frase “(…) yo prefiero los muebles clásicos a los modernos (…)”. Se opone, como se puede ver, un diseño clásico a un diseño moderno o interiores y mobiliario de diseño.
El concepto clásico se referiría a una especie de cajón de sastre donde se incluiría todo tipo de mobiliario e interiorismo decorativo, inspirado en el siglo XIX y en siglos anteriores, que no sigue las tendencias y estilos de los últimos sesenta años (estilo internacional, hi-tech, minimalismo…). En lo moderno o de diseño se incluirían los estilos y tendencias no clásicas, estrictamente racionales, futuristas, minimalistas. Lo opuesto a lo clásico.
Esta división no es, a nuestro modo de ver, correcta. Es reduccionista. Como ya hemos indicado es un cajón de sastre donde se incluyen estilos y tendencias a veces muy distintas. Dentro de lo clásico entrarían interiores o mobiliario que pueden estar inspirados por ejemplo en estilos tan distintos como el Biedermeier, Modernista, Luis XVI, medievales…
¿Por qué, qué es lo clásico?. Es lo que ha conseguido sobrevivir a su tiempo para convertirse en referencia para generaciones posteriores. Así cuando nos referimos a obras de arte o literatura clásica hablamos, por ejemplo de Velázquez o La Ilíada, que a pesar de su antigüedad han servido y sirven como base para la actual pintura y literatura. En nuestro caso, clásica es una silla de Thonet del siglo XIX o los interiores de un edificio de Gaudí o Aalto.
Es mucho más correcto y claro referirse a interiores y mobiliario partiendo de su tendencia o estilo. Hablar de un interior racional o un mueble Biedermeier. El problema que supone esto es que para hablar de tendencias y estilos hay primero que conocerlos y, por desgracia, la historia del diseño no es el aspecto más trabajado en el campo del interiorismo y mobiliario…
Fausto Sánchez-Cascado. «historiólogo creativo»