Escaleras con sus peldaños y rellanos. Escaleras fijas, transportables, mecánicas o de incendios. Escaleras humildes o Imperiales. Escalera de Jacob que comunica al cielo con la tierra. Escaleras de Filadelfia en las que entrenaba Rocky. Escaleras de Odessaº en las que los soldados zaristas masacraban a la población en El Acorazado Potemkin. Escaleras por las que bajan las vedettes en la apoteosis final de los espectáculos de revista…
La escalera surgió como un elemento puramente funcional que servía para comunicar espacios a diferentes alturas. Escaleras toscas en principio que a lo largo del tiempo se fueron perfeccionando y enriqueciéndose con valores decorativos y simbólicos.
En la Edad Antigua las escaleras interiores tenían un valor utilitario y tendían a ser rectilíneas. Las exteriores tenían una finalidad monumental o religiosa (por ejemplo, en el caso de las pirámides escalonadas Mayas). Tomaban la forma de escalinatas, por ejemplo en los templos, o formaban las gradas de los teatros griegos. El arquitecto romano Vitrubio, fue el que planteó, en el siglo I d.C, las reglas de dimensionamiento de la mayor parte de escaleras que aún utilizamos.
En general, en la Edad Media tenían funciones militares y estratégicas. Se utilizaban para comunicar las torres y los miradores de castillos o conventos. La escalera de caracol es la más original de las que aparecen en esta época.
Las escaleras en las épocas renacentista y barroca adoptan formas más ornamentales y simbólicas. En el Renacimiento encontramos escaleras en que los elementos decorativos son básicos, como la escalera Imperial del Escorial o la de la biblioteca Laurenciana de Miguel Ángel. En el Barroco, sobre todo en los edificios religiosos, la escalera se convierte en una especie de metáfora, es el medio y el punto de unión entre lo terrenal y lo espiritual. Son elementos centrales de iglesias y palacios y se adornan con cúpulas decorados con frescos.
En el siglo XIX se contagiaron del estilo historicista-ecléctico imperante. Adoptaron estilos del pasado. Así se podían encontrar escaleras neobarrocas, neogóticas o que mezclaban varios estilos. La influencia de la Revolución Industrial hizo que el material esencial para su construcción fuera el metal y que la escalera de cremallera se convirtiera en una de las más utilizadas.
El estilo nouveau-modernista, entre los siglos XIX y XX, en la obra de arquitectos como Víctor Horta, dio a las escaleras un valor orgánico y decorativo. Antoni Gaudí partió de bases parecidas a las de Horta.
En el siglo XX la generalización de los ascensores hizo que la escalera en muchas ocasiones se convirtiera solo un complemento de estos. Por otra parte, el dominio de los conceptos de funcionalidad y racionalidad del siglo hizo que prácticamente desaparecieran de ellas los elementos decorativos y se realizarán en hormigón armado.
Escaleras que en la actualidad se han convertido en un elemento de reivindicación para arquitectos como Oscar Tusquets, Requiem por la escalera, y en motivo de creación casi escultural para otros.
Texto: Fausto Sánchez-Cascado, “historiólogo creativo”.
Referencias:
_ http://www.arkiplus.com/historia-de-la-escalera
_ http://www.eduinnova.es/ene2010/escaleras.pdf
_ http://leccionesdesignprofdiezdelcorral.blogspot.com.es/2013/06/92-ocho