Residencias de ancianos, geriátricos, asilos, ancianatos… decenas de maneras de referirnos a las residencias de la tercera edad. Un tema el de la vejez y su cuidado, que cada vez va a ser más importante. Unos datos nos sitúan. Se calcula que en el año 2050 un 10% de la población occidental será mayor de 80 años y los gastos de dependencia se calcula que pueden ser del 3’6 % del Producto Interior Bruto. El diseño, la arquitectura, el interiorismo necesariamente tienen que plantear una alternativa desde sus campos a este hecho que nos afectará a todos.
Podemos definir una residencia de mayores como una institución en que viven temporal o permanentemente personas de la tercera edad, en la mayoría de casos con algún grado de dependencia, o en buen estado físico pero que permanecen en ella como lugar de residencia.
Mientras en la edad antigua y media los ancianos, en general, vivían con sus familias y su experiencia era valorada, a partir del siglo XVI (1500s), la situación cambió. Fue en estos años cuando se crearon los primeros hogares de ancianos en Europa. Estaban destinados a albergar a locos, vagabundos y viejos sin recursos. Una sociedad que ya empezaba a no basarse en la tradición, empezó a aparcar y esconder a los ancianos. El proceso continuó a lo largo de los siguientes siglos. En el XIX se crearon los asilos, eran fundamentalmente las instituciones religiosas, las que se encargaban de los mayores. Cárceles, orfanatos y asilos arquitectónicamente tenían estructuras muy parecidas.
En la actualidad el concepto de las residencias está cambiando. Se quiere en general romper con la idea de residencia como “aparcamiento” de la tercera edad. En Gran Bretaña, Holanda y los países nórdicos se ha planteado desde hace años el concepto de housing, la vivienda para ancianos tutelada. No en todos los casos es posible, por ello las residencias todavía tienen sentido, pero con otro tipo de planteamiento.
Victor Regnier, arquitecto y gerontólogo, indicó cuales debían de ser las claves de los nuevos hogares para los mayores. Entre sus propuestas podemos destacar las siguientes: las residencias deben estar ubicadas en el propio entorno del usuario, deben tener una accesibilidad integral y “amigable” (rampas, elementos domóticos, iluminación natural…), estimular los sentidos y buscar ambientes afectivos con espacios concretos para recibir a la familia y una decoración que se aleje de lo frío y neutro.
Otras propuestas, como las de Pilar Rodríguez, plantean la división de la residencia en módulos de convivencia. Espacios para los residentes que puedan considerar como prácticamente propios, con una división en salón-cocina, baño, dormitorio… y decorados por ellos mismos.
Residencias, en palabras de Marc Trepat arquitecto especializado en el tema, que vayan más allá de la estética, del diseño exterior, y que respondan a las necesidades de sus usuarios.
Fausto Sánchez-Cascado. «historiólogo creativo»
Llevo diez años organizando viajes en los que propietarios de residencias de España conocen cómo son las residencias de tercera edad en otros países europeos. Me ha gustado mucho leer este post y ver lo variado de los modelos arquitectónicos que funcionan en diferentes países. Gracias por compartir.
Hola Josep! Muchas gracias a ti por leernos y tus palabras! Nos alegra saber que hay gente que se interesa por lo que escribimos!Un saludo