Terrazas de bares y restaurantes donde en verano tomamos nuestros mojitos, gin tonics, helados, tapas… Donde el “dolce far niente” toma todo su sentido. “Terracitas veraniegas” pero también de otoño e invierno.
Una terraza en el mundo de la hostelería es, en la mayor parte de ocasiones, la prolongación del servicio de bar, cafetería o restaurante en el exterior, normalmente, al aire libre: al pie de calle, en un jardín o junto a otras terrazas en una calle. Todos conocemos un “bar Manolo” con su terraza con mesas y sillas desmontables, sus pérgolas o sombrillas. Terrazas que desde la prohibición del consumo de tabaco en el interior de los edificios públicos, han multiplicado su público. También existen, aunque en menor número, las terrazas que no son prolongación de un bar o restaurante. Bares o restaurantes que adoptan la estructura de terraza exterior.
Las terrazas surgieron como una extensión utilizable de las casas de cubierta plana, en las regiones soleadas, con baja pluviosidad, como las del Antiguo Egipto y las zonas ribereñas del mar Mediterráneo. Se entendían como parte de una vivienda. En las cafeterías vienesas de finales del siglo XIX, empezaron a situarse el antecedente de las actuales terrazas de bares y cafeterías. En los países Mediterráneos se adaptaron con facilidad, por cuestiones de clima y la tradición de la vida al exterior.
Terrazas veraniegas en la actualidad que adoptan todos los estilos posibles minimalismo, étnico, rústico… En muchas ocasiones extensiones de los chiringuitos playeros y casi discotecas…
Terrazas veraniegas donde parece que la vida se detiene.
Fausto Sánchez-Cascado. «historiólogo creativo»