La muerte repentina de Zaha Hadid nos ha dejado sin un referente importante en el mundo de la arquitectura y diseño. Si algo no producía la arquitecta anglo-iraquí era indiferencia. Su estilo, sus formas, eran singulares, inconfundibles. Consiguió una popularidad que iba más allá de los límites, a veces cerrados, de la arquitectura y diseño.
Zaha Hadid nació en Bagdad en 1950, en el seno de una familia culta y acomodada. Estudió matemáticas en la Universidad Americana de Beirut y arquitectura en la Architectural Association de Londres. El Reino Unido, a partir del inicio de sus estudios de arquitectura, se convirtió en su lugar de residencia y trabajo. Su primer trabajó fue en el estudio de sus antiguos profesores Rem Koolhas y Elia Zenghelis. En el año 1979 formó su propio estudio, Zaha Hadid Architects. Los años ochenta fueron una época en que Hadid ejerció de arquitecta de papel, realizó muchos proyectos que no llegaron a realizarse. Su primer proyecto realizado importante fue la estación de bomberos para Vitra en 1994. A partir de este momento su trabajo es incesante, con obras como el Museo del siglo XXI (Roma), el Centro de Arte Contemporáneo Rosenthal de (Cincinatti, EE.UU), el Centro BMW (Leipzig) o el Zeidar Aliyer Cultural Center (Baku, Azerbayán), por citar solo algunas de sus obras y no ser exhaustivo. En el año 2004 se le concede el premio Pritzer, el premio más prestigioso del mundo de la arquitectura, es la primera mujer que lo obtiene.
Zaha Hadid buscó romper los límites de la arquitectura. En los últimos años sobre todo, ya no podemos hablar de una Hadid solo arquitecta, diseñaba joyas, zapatos, muebles, barcos… Sus influencias estilísticas más importantes fueron el constructivismo ruso, la deconstrucción y el minimalismo, pero ello no implica que la podamos situar en alguno de estos estilos. Su obra es propia y su estilo también. Sus interiores partían de las mismas bases que el resto de su obra, muestra de ello es la primera planta del Hotel Silken Puerta de América de Madrid.
Zaha Hadid genio y figura.
Fausto Sánchez-Cascado. «historiólogo creativo»