Espejos a los que miramos y nos miran. Que reflejan invertida la realidad. Pequeños, portátiles y de grandes dimensiones. Decorativos o parte importantes de nuestros interiores. Que en la cultura popular son ventanas al otro mundo, amuletos mágicos que revelan el futuro. Espejos mágicos como los de Blancanieves, el de Alicia a través del espejo o el de Galadriel de Tolkien.
… y seguramente el espejo no fue un invento originariamente humano. Los hombres del Paleolítico quedarían asombrados ante el reflejo de su imagen en un lago de aguas tranquilas. A partir de ahí, intentaría crear un artefacto que consiguiera el mismo resultado. En Çatalhöyuck, Anatolia en la actual Turquía, se han encontrado espejos portátiles de obsidiana pulida del 6.200 a.C. Entre el 4000 y 3000 a.C en Mesopotamia y Egipto también los encontramos, de cobre fundamentalmente, portátiles. Griegos, romanos y judíos también los conocían y utilizaban. Espejos mayoritariamente portátiles, aunque en Pompeya se utilizaban en los dormitorios. A pesar de que en su gran mayoría son metálicos o de piedras pulidas, los Fenicios los realizaban ya en vidrio y los difunden por todo el Mediterráneo.
En la Edad Media aunque encontramos referencias de su utilización, las clases populares apenas los usan, siendo monopolio de las clases cortesanas. Es en el siglo XIV cuando empiezan a generalizarse los de cristal en Alemania. El siglo XVII es el momento de la verdadera aparición del espejo moderno, como mueble de habitación sobre todo de las clases privilegiadas. Venecia, sobre todo en Murano, se convierte en el gran fabricante europeo. La época del Barroco lo glorificará. Luis XIV, llegó a disponer de más de 500. Se utilizó como elemento individualizado o aplicado al mobiliario (aparadores, consolas). A finales de siglo XVII, gracias a un método de fabricación en grandes planchas de cristal, se abarataron y se generalizaron. En el año 1835 el químico alemán Justus von Liebig, inventa el proceso de azogado, un revestimiento posterior de plata, que lleva al espejo actual. Como complemento importante en los interiores encontraremos espejos historicistas-eclécticos, nouveau-modernistas, racionalistas…
El espejo va más allá de ser un elemento ornamental-decorativo. Puede ser un recurso importante en un interior. Produce un efecto de profundidad y multiplicador, difícilmente conseguible con otros medios. Mediante espejos en las paredes perimetrales se consigue un aumento visual del espacio, un efecto de profundidad y mayor amplitud. Utilizado en espacios de venta, crea una sensación de multiplicación en los productos, además de dar una mayor información visual. En los techos, si son bajos, darán una sensación de mayor altura y amplitud. Se puede jugar con ellos para crear efectos escénicos.
El proyecto de interiorismo Lord Loft de Tiovivo Creativo también es un ejemplo del juego visual que buscó el estudio con el uso de espejos en la decoración de un loft convertido en el ‘palacio’ a medida de las necesidades y gustos de un soltero del siglo XXI. Se ubicaron espejos, a modo de reinterpretación moderna de las antiguas salas de los espejos, en la pared del salón y frente a las escaleras para aumentar la sensación de amplitud de la vivienda y provocar un juego de reflejos y luces al estar estratégicamente colocados.
Espejos que para algunas tribus africanas son enemigos del hombre, porque pueden atrapar su alma…
Texto: Fausto Sánchez-Cascado «Historiólogo creativo»
Fuentes
_ CELDRÁN, Pancracio. Historia de las cosas. Ediciones El Prado, Madrid, 1995
_ www.detailerssimon.com/tipos-de-espejos-para-proyectos-de-interiorismo