Hamacas

Las hamacas son sinónimo de descanso y relajación. Son quizá uno de los elementos que más relacionamos con el verano, con el “dolce far niente”. Es su sencillez, una red o tela suspendida entre dos puntos, lo que las hace más atractivas.

En su propia etimología encontramos su origen. La palabra hamaca tiene varias procedencias. Por un lado el material del que se elaboraron las primeras, la corteza del árbol hammak; por otro el término kehua samacu que significa descansar. Su origen esta, nos lo marca su etimología, en América Central, la parte norte de Sudamérica y el Caribe. Los pueblos de estas zonas la consideraban como la cuna de los dioses. Entre los zenu de Colombia, por ejemplo, los novios enviaban una hamaca a sus novias como signo de promesa de matrimonio. En ellas se embalsamaban a los muertos y se situaba el oro de sus dioses. Entre los pueblos precolombinos era un elemento básico de sus viviendas; las había sencillas, dobles, para invitados, de viaje…

Colón en sus diarios ya las cita “(…) las gentes dormían en redes entre los árboles (…)”. En el siglo XVI su uso empezó a expandirse a todo el mundo. Los primeros en utilizarlas fueron los marinos. Las hamacas se movían al ritmo de los barcos y no existía el riesgo de caer al suelo. En la actualidad las encontramos difundidas por todo el mundo básicamente como mobiliario de exterior en jardín y terrazas.

Las hamacas en su origen se realizaban con tejidos como el algodón, henequen, pita o cabuya, actualmente domina el poliester y el polipropileno, aunque hay una vuelta a la utilización de tejidos naturales. Por su tamaño podemos dividirlas en individuales, dobles o familiares. En cuanto a su sujeción normalmente se las sitúa entre dos árboles (piensen en la clásica imagen de la hamaca colgada entre dos palmeras), dos paredes (en el caso de estar situada en un interior o terraza), en el techo y en algún caso se sitúan en una estructura realizada ex profeso para situarla.

Variantes de la hamaca clásica son la hamaca con barra y las sillas colgantes. La hamaca con barra dispone de una barra, normalmente de madera, en sus dos extremos. Esto permite que se abra la superficie de la hamaca, lo que facilita el poder acostarse en diagonal. La silla colgante o hamaca de asiento, solo tiene un punto de sujeción, habitualmente en el techo. Se utiliza como asiento y su movimiento permite un cierto balanceo.

Las hamacas son más un tipo de mobiliario de asiento que de descanso. Ergonómicamente su falta de rigidez no es lo más aconsejable para el descanso prolongado. A su favor tienen su facilidad de uso, mantenimiento y transporte. También quizá ese valor simbólico de relajación, exotismo, ruptura con lo cotidiano.

Hamacas de las que Fray Bartolomé de las Casas, defensor de los índigenas americanos, decía que en el verano europeo: “ (…) serían harto estimadas (…)”

Texto:   Fausto Sánchez-Cascado «historiólogo creativo»

Fuentes

_ http://es.wicktionary.org/wiki

_ http://www.lasiesta.com/es/

_ https://www.semana.com/especiales/articulo/la-hamaca/79627-3

_ https://www.decorablog.com/hamacas-de-arbol/

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