A finales de los años sesenta el filósofo francés Jacques Derrida planteó una nueva teoría entre filosófica, lingüística-literaria y metodológica, el deconstructivismo o deconstrucción. La deconstrucción se basa en desmontar (deconstruir) las estructuras conceptuales clásicas, normativas, del lenguaje. La búsqueda de las falsedades, de las contradicciones que componen el lenguaje. En la década de los ochenta y noventa del pasado siglo las teorías de Derrida se utilizaron en los campos de la arquitectura, interiorismo, mobiliario, moda y cocina. Ferran Adrià, considerado como el gran innovador de la cocina, creó una cocina deconstruida. En el campo de la indumentaria Rei Kawakubo, Martin Margiela o Yamamoto, crearon la moda deconstruida.
El deconstruccionismo o deconstructivismo, como se le llama en Estados Unidos, en la arquitectura e interiorismo, surgió a finales de la década de los ochenta y se desarrolló sobre todo en la década de los noventa. Fundamentalmente sus bases estaban en las teorías de Derrida, pero también tuvo otras influencias como el constructivismo ruso, el cubismo analítico y el expresionismo.
Arquitectura e interiores deconstructivos se caracterizan por su fragmentación, su diseño no lineal, la no utilización de formas rectilíneas y la distorsión y dislocación de las formas. Se opondrá al Movimiento Moderno y a la concepción clásica de la arquitectura. Será una arquitectura exterior e interior impredecible, caótica controladamente e inquietante. Una arquitectura que tiene en cuenta las partes para llegar a la totalidad.
Han seguido, siguen o siguieron sus bases arquitectos como Frank Gehry, aunque él niega su relación con el movimiento, Daniel Libeskind, Rem Koolhaas, Peter Eiseman, Zaha Hadid, Coop Himmelblau o Bernard Tschumi. Muestras de la arquitectura desconsructivista son edificios y espacio como el Parc de la Vilette (París, B.Tschumi, 1998), el Westner Center for The Arts (Columbus, EE.UU, Peter Eisenman, 1989), el UFA Cinema Center (Dresde, Alemania, Coop Himmelblau, 1998), el Museo Judío (Berlín, Daniel Libeskind, 1999) o las obras de Gehry la Casa Danzante (Praga con F.Milunic, 1997) y el Museo Guhggenheim (Bilbao, 1997).
A la deconstrucción arquitectónica se le ha criticado su falta de funcionalidad, su formalismo, su falta de consistencia y su aire elitista. En la actualidad algunos de sus seguidores en los años noventa, de alguna forma, reniegan de ella, como es el caso ya citado de Gehry.
En el caso del mobiliario Zaha Hadid y Frank Gehry, han realizado muebles que parten de los conceptos de la tendencia. Realizados en cartón corrugado, rompiendo con las estructuras y formas tradicionales, dejando de lado los conceptos de funcionalidad.
Quizá la deconstrucción más que un estilo o movimiento fue una reacción al funcionalismo de la posguerra (como lo fue también por ejemplo el posmodernismo). Una tendencia que se centró sobre todo en edificios públicos más que en la vivienda. Que ayudó a la creación del concepto de “arquitecto estrella” y de los “edificios emblemáticos” de la década de los noventa.
Texto: Fausto Sánchez-Cascado «Historiólogo creativo»
FUENTES
_ JONNES, Denna. Arquitectura. Toda la historia. Editorial Blume, Barcelona, 2015
_ https://es.wikipedia.org./wiki/Deconstructivismo
_ https://casaydiseno.com/movimiento-deconstructivista-interiores.html
_ https://mueble-enlahistoria.blogspot.com/2014/11/deconstructivismo.html
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